viernes, 24 de febrero de 2012

Nueva exposición Mariano Carabias: "Los hombres que miran al sol"




Foto del cartel de la Exposición

Así es, nuevamente mi hermano Mariano Carabias vuelve a ofrecernos una muestra de su incesante obra, de ese proceso que le lleva día a día a tomar el pincel con el afán de compartir con nosotros una obra en constante marcha.

LUGAR DE LA EXPOSICIÓN: Torreón de Lozoya (Obra social de Caja Segovia) Plaza de San Martín nº5
INAUGURACIÓN: 2 de marzo de 2012 a las 20,00 horas.
CLAUSURA: 8 de abril de 2012
HORARIO: Laborables de 18,00 a 21,00 horas.
                    Sábados y festivos de 12,00 a 14,00 horas y de 18,00 a 21,00 horas.
                    Lunes cerrado.
Esta vez, como novedad, también hay que señalar que la exposición gracias a la obra social de Caja Segovia se convierte en itinerante.
Del 20 de abril al 20 de mayo se podrá contemplar en el Centro Cultural "Cronista Herrera" de Cuéllar.
Del 1 de junio al 1 de julio viajará hasta el Centro Cultural de Santa María de Nieva

Os dejo el hermosísimo texto que el escritor y cineasta Raúl Rodríguez ha escrito para el catálago de la exposición.
Os esperamos a todos

Un día
Mariano salió al encuentro con algo
y al volver nos habló de los hombres que miran al sol.
Puede sonar extraño, pero así es. Aunque no es fácil poder describir este
recorrido, se puede decir que quizás eso sea una elevación de su alma,
quizás un encuentro profundo con el amor, o quizás se trate de un
vuelo sobre los días y las noches, un vuelo sin tiempo.
Sin duda es una toma de conciencia, comprender algo de una vez para siempre.
Pero lejos de haberse dejado atrapar por la soberbia y el apartamiento,
ha sucedido todo lo contrario, y es que en su humildad,
a través de sus cálidas manos de pintor forjado en soledad,
ha dejado que el cáliz de la vida derrame esta extraordinaria genealogía
donde están descritas con formas y color las propias raíces del cielo.
Hoy, día de nieve en Segovia, he encontrado a Mariano en su estudio
poniendo marco a todos los cuadros de esta exposición,
con su mono de trabajo, en zapatillas.
Contento. Sonriendo.

Raúl Rodríguez

miércoles, 22 de febrero de 2012

Hoy voy a llegar tarde a mi cita con la vida



Ni soy demonio ni ángel moribundo.
Soy relato incompleto cuyo fin ya está escrito,
aunque aún desconozca su argumento.
Soy frágil y soy fiera.
Soy barro y fuego en sangre alimentado.
El espejo no entrega sus mensajes,
o son como la niebla: tan densa que me oculta
la luz que necesita mi mirada de túnel
llena aún del gusano de mi nicho.
Cuando era territorio de inocencia
murieron las semillas que esparciste
pero no me hice grano con que
otros aliviaran su cansancio
enterrando el dolor y su miseria,
haciendo de mi puerto su refugio.
Creí ser cordillera que roza las estrellas,
sin embargo mi fuerza y mi estatura
eran las de un gusano subterráneo.
Cómo evitar, Dios mío,
este peso que aplasta mi mirada
hacia los alacranes,
a la ciudad osario donde cabalga el odio,
donde tantas caricias se convierten
en viscosos fangales para farsas,
donde la espada nace en la sonrisa
y la muerte camina por las calles.
¿Basta mirar la luz de la alborada
que todo lo embellece como un sueño,
sin poner las pupilas y los dedos
en la herida siniestra
por donde se desangra el ser humano…?
¿Basta mirar la luz de la alborada
para olvidar el miedo y la ignorancia,
para olvidar cegueras o egoísmos…?
¿Basta mirar la luz de la alborada y
cerrar el ventanal de la conciencia
que evita el sufrimiento?
Hoy voy a llegar tarde a mi cita con la vida,
pero sólo me importa
la lectura correcta del azogue
y constatar mi ausencia en esta página,
porque la biografía que esfuminan
los renglones de piel
que asoman tras la bruma,
es la caricatura del miedo o del olvido
y no me reconozco,
y me alcanza este miedo inexplicable,
como un temible alud de mi pasado…
A pesar del susurro adormecido,
hoy voy a llegar tarde a mi cita con la vida. 

domingo, 19 de febrero de 2012

Lugares con Historia: El Monasterio del Parral. Segovia



Vista del Monasterio de El Parral.

HAY EN SEGOVIA un dicho popular que afirma: “de los huertos al Parral, paraíso terrenal”. Probablemente quien no haya visitado el enclave al que hoy me referiré, o no sea segoviano no entenderá su significado. Hace referencia a uno de los espacios más frondosos de la ciudad, extramuros de la misma, junto a la ribera del Eresma y que arranca junto a la iglesia de San Marcos y concluye en el Monasterio y alameda de El Parral.

Elevado sobre el lado derecho del Eresma, junto a la alameda que lleva su mismo nombre, muy próximo a la recién rehabilitada Casa de la Moneda (de la que algo escribiré en otro artículo de la serie), nos encontramos con una construcción monacal edificada por orden de Enrique IV cuando aún era príncipe.

(Para leer el resto del artículo pulsa sobre este ENLACE)

domingo, 12 de febrero de 2012

Muy dentro de su lágrima




Debería fundirme en el silencio,
muy dentro de su lágrima,
en su invisible médula
y acallar este estruendo de navajas
que me impide escuchar
cómo crecen los pétalos futuros,
o cómo me susurran tantos muertos
a través de senderos embarrados.
Debería fundirme en el silencio,
muy dentro de su lágrima,
beberme sus esencias,
y acallar las espinas que transitan
sobre la piel del aire
y me ciegan la línea del mañana,
y me enturbian la sombra del recuerdo
pretendiendo que olvide tanta sangre.
Debería fundirme en el silencio,
muy dentro de su lágrima,
sintiendo su latido,
ese pulso invisible del planeta
eco de los redobles
de todas las miradas con mordaza
las que hoy nacen heladas por el pánico,
las que entonces mataron sin piedad.
Debería fundirme en el silencio,
muy dentro de su lágrima,
y que toda su lluvia
de memoria fecunde mi argamasa
cubriendo mi presente…
No quiero ser la sombra del vacío,
ni quiero ser un surco de cizaña,
ni quiero ser un páramo de olvido…

viernes, 10 de febrero de 2012

Nada, absolutamente nada, es por casualidad



Nada, absolutamente nada, es casual.
Leer las noticias que se han ido desgranando este día, una tras otra como pedradas contra la libertad y la justicia, me vienen a confirmar una vez más todos mis temores más pesimistas, sobre este sistema, sobre este país, sobre este Continente, sobre el Mundo.
Nada, absolutamente nada, es casual.
El camino está trazado. Es cierto: en dos días se puede destruir el trabajo de muchos años, el sacrificio de muchas personas que se desvelaron y dieron con sus huesos en la cárcel o en las fosas, por conseguir un mundo más justo, por lograr que cualquier ser humano tenga las mismas oportunidades con independencia de su posición, de su economía, de su ideología, de sus creencias, pero aún así, hasta los muertos acabarán por levantarse de las cunetas y alzar su voz inextinguible.
Nada, absolutamente nada, es casual.
Alguien ha decidido que la igualdad, la justicia, la democracia son inminentes peligros para sus intereses. Somos todos iguales, pero uno son más iguales que otros, parecen afirmar. Ya está bien de cualquiera pueda aspirar a señalar con su dedo a culpables de corrupciones, delitos, o mentiras. Mantener el rito y la fórmula es lo único que les interesa, el contenido mejor derrumbarlo desde los cimientos, socavarlo para que no se pueda levantar.
Nada, absolutamente nada, es casual.
Quizá en las próximas generaciones consigan sus metas, pero con nosotros no lo van a conseguir. O no lo van a conseguir plenamente, a pesar del adocenamiento en el que vivimos. No es posible que piensen, por más que sus palabras se disfracen de sacrosantos pilares de los estados de derecho, que nos han podido convencer, o engañar. Nadie se puede creer tanta torpeza cometidas por persona de demostrada inteligencia y conocimiento.
Nada, absolutamente nada, es casual.
Y lo de hoy es sólo el primer aviso. Lo sabemos. Sabemos que la verdadera pretensión es otra. Pero los muertos clamarán desde nuestros surcos, y el robo del bien común por parte de uno pocos no ha de quedar impune.
Nada, absolutamente nada, es casual.
Intentan que lo público se pudra, se cercene, se esquilme de tal modo que sólo la gestión privada satisfaga a unos pocos privilegiados, para así mantener puras e intactas sus castas. Y van dando pasos, quizá aún con nuestro silencio cómplice e hipnotizado por el miedo y el espectáculo de vísceras expuestas en los altares coloreados de nuestras salas de estar.
Nada, absolutamente nada, es casual.
Pero la historia del ser humano es imparable. Por más que se empeñen, la escalada hacia la cima de la libertad y de la justicia no ha cesado desde siempre. Y continuará. El progreso es imparable. Quedarán cadáveres exangües en los senderos, caerán los mejores por los más altos precipicios, pero aún así, seguiremos avanzando. Muchos moriremos antes de alcanzar a contemplar la tierra de promisión.
Nada, absolutamente nada, es casual.
Los dinosaurios eran invencibles. La formidable construcción de su arquitectura los hacía inexpugnables. Hasta que desaparecieron y dieron paso a otras criaturas. Tienen miedo. Su carrera conduce hacia el abismo, y lo saben, salvo que consigan convertirnos en bueyes uncidos a su yugo. Pero no lo van a lograr, porque la historia es imparable, porque somos más, porque la verdad está de nuestra parte, porque la fuerza de la verdad y de la solidaridad acabará por derrotar su arrogancia.
Nada, absolutamente nada, es casual.

lunes, 6 de febrero de 2012

Fueron tan importantes





Fueron tan importantes los pájaros de la niñez,
sus plumas de colores imposibles,
ceñidas a la cresta de las neuronas virginales,
y a la confusa alfombra de los oídos,
cuando el futuro era la única posibilidad
de seguir con vida
y todas las preguntas, telescopio buscando estrellas.
Fueron tan importantes los soldados de la niñez,
dispersos por la mesa césped de la cocina,
la mayoría muertos de muerte inexplicable,
pues nunca eran capaces de permanecer en pie,
salvo instantes fugaces de resurrección,
cuando mis dedos
eran la voluntad de un dios dubitativo e impaciente.
Fueron tan importantes las lágrimas de la niñez,
su sabor como un eco del mar desconocido y lejano,
color de aire engarzado en espejos cálidos,
cuando algunos presentes porteaban en su filo
los jirones de piel muerta, como una sombra
desgarrada y tendida
sobre algunas agujas de los primeros minutos a mi espalda.
Fueron tan importantes los libros de la niñez,
sus ritmos de veleros o de globos rumbo a los adentros
hacia extraños lugares esparcidos en tiempos y espacios,
y rumbo a recovecos sombríos o luminosos
de mi interior pequeño, donde hallaba territorios inéditos,
viajes en que el tiempo
cambiaba su sustancia por una eternidad invulnerable.
Fueron tan importantes las heridas de la niñez,
su barboteo oscuro y ácido, a veces incansable,
como lengua de fuego sin brillo donde palpitaba el final,
como un sendero rojo por el que algo importante huía y
donde el dolor se hacía tan concreto como un beso,
y donde aleaba
el pulso de una sombra que yo creía ajena a mi esencia.
Fueron tan importantes las enfermedades de la niñez,
su ensayo de agonía y vértigo interminable
aupado en los pináculos de un abismo sin fondo,
y la carne aplastada contra el desánimo incoloro,
como un surco baldío, envenenado de sudor y miedo
donde se desgranaban
losas inexpugnables sobre párpados y piel, toda la piel.
Fueron tan importantes los besos de la niñez,
su esencia de argamasa palpitante y luminosa
incansables dovelas sobre las que apoyar
el incipiente vuelo de mis días y mis noches,
en el hostil espacio del deseo como cordillera,
donde se alimentaba
el sueño de un futuro cimentado en luz de besos.

viernes, 3 de febrero de 2012

Oscurece en Edimburgo en Televisión Segovia


Me acaba de llegar el enlace de la entrevista que se ha emitido en estos días en TeleSegovia, me gustaría compartirla con todos vosotros. Y antes dar las gracias a Pepe, propietario de la Libería Entre Libros, que lleva el programa de libros de la cadena, así como a la propia cadena por mantener este tipo de programa.